El momento esperado (Bambú Lector en Argentina)
Graciela Antonio de Zuliani, profesora de cuarto grado de Primaria del Colegio Mirasoles (Rosario, Argentina), nos cuenta su experiencia después de la reciente implementación de Bambú Lector.
Los orígenes:
“Hace dos años nos preguntábamos con la Directora sobre los posibles beneficios que nos daría Bambú Lector… hasta que nos decidimos. Personalmente creo que es un trabajo servido para la docente porque incluye hasta la ejercitación. Su responsabilidad mayor es conocer bien el proyecto para emplearlo también como refuerzo de los contenidos curriculares obligatorios de la asignatura”, nos cuenta Graciela.
En primera instancia, la docente reunió a las alumnas y a sus padres para explicarles en qué consistía el Plan Bambú y cómo sería la metodología de trabajo. Decidió que la lectura y la ejercitación se haría sólo en el aula (el libro y el cuaderno de actividades no se lleva a casa), durante las dos horas de clases de los viernes.
Diagnóstico:
Los directivos del colegio definieron una estrategia para medir la evolución de las chicas. “A modo de diagnóstico individual, el primer capítulo dejamos que las chicas lo trabajen solas y por su cuenta, sin explicaciones que guíen la lectura. Empleamos los ejercicios como evaluación y comprobamos que había mucho por mejorar”, puntualizó la docente.
Mejorando la comprensión lectora:
El método para mejorar la comprensión lectora consistió en organizar rondas de lecturas guiadas por la docente a cargo del curso, además de una posterior lectura individual. Las preguntas de la docente apuntaban a que las chicas aprendan a comprender una historia escrita, un cuadro, una imagen, y que a su vez las ayuden a poner al servicio de un relato su creatividad e imaginación.
Con respecto a las rondas de lectura y al trabajo oral, Graciela precisó: “Trabajamos mucho la oralidad: que las chicas sean capaces de leer, interpretar, describir y comentar lo leído en voz alta frente a sus compañeras. La intención es que después puedan traducir en palabras escritas lo que dicen con la boca”.
El trabajo oral y la interpretación grupal de la historia conllevaron mejoras no sólo en la comprensión lectora sino también en la ejercitación de la memoria. “Una vez finalizada la lectura, las chicas tenían que guardar el libro y responder las actividades sin mirarlo. Con ello se buscó mejorar la capacidad de retención a la hora de hacer los ejercicios del cuadernillo y las producciones escritas”, explicó la docente.
El resultado:
“Las chicas esperan que llegue el viernes [día que trabajan con Plan Bambú]. Les fascina. Las historias les generan un suspenso especial y terminan compartiendo el enamoramiento por la lectura que intentamos transmitirles”, confesó Graciela.
Así como emplean el primer capítulo –trabajado individualmente por cada alumna– para realizar un diagnóstico en el nivel de comprensión lectora, aprovechan el último capítulo para evaluar la evolución. Pudieron comprobar notablemente el progreso: alcanzó con mirar la primera y última página del cuadernillo de actividades.
Escuela de valores:
Con respecto a los valores, Graciela nos compartió su experiencia con el libro La camiseta de Óscar, una historia que trata sobre una niña que tiene como ídolo a un jugador de fútbol: “A través de este cuento trabajamos temas asociados a nuestra escala de valores, trabajamos sobre cómo diferenciar entre lo que me gusta y lo que necesito, es decir, entre lo superfluo y lo necesario; sobre por qué admiramos a alguien, cómo debemos comportarnos ante la estrechez económica familiar y también sobre cómo aceptar algunas negativas que reciben de sus padres al pedirles algo que incluso tal vez podrían darles, siempre trazando paralelismos entre las situaciones que viven los personajes de la historia y ellas, las alumnas”.
(Ver más en: http://www.bambuamerica.com/blog/2014/02/el-momento-esperado/#more-21)